Cuando de políticas se trata, la primera -y la última- palabra suele pertenecer a los tecnócratas: los probablemente necesarios expertos en administración de servicios y recursos institucionales. Solemos olvidar que cada experimento, cada organización se edifica sobre los ocultos pilares de las tradiciones, los relatos sobre el destino querido de los humanos o los intentos prometeicos de limitar la azarosa construcción surgida de una lotería genética y social que todos comenzamos a jugar el día mismo en que somos concebidos.
Por eso, en este caso hemos preferido comenzar por dar la palabra a la filosofía. Luciano Alvarez y María Cristina Dutto conversaron en dos largas jornadas con Carlos Pareja, filósofo, investigador en el CLAEH, autor de una vasta obra sobre filosofía política. En los últimos años, Pareja ha realizado estudios sobre políticas sociales; ha evaluado proyectos y experiencias concretas como consultor de corto plazo del Programa de Cooperación Técnica OPP-BID, ha participado en la elaboración de los diagnósticos y propuestas sobre el sector salud y ha sido investigador principal del proyecto del CLAEH «La institucionalización de las coberturas de salud en la poliarquía uruguaya».
El dialogo comenzó con una discusión semántica. Pareja se resiste a hablar de “políticas sociales” y preferiría hablar de “políticas cívicas”, porque quisiera «eludir un término comodín, tan vago como poco comprometido”.
Otra precisión tiene que ver con el propio campo semántico a definir: muchas políticas que no parecen situarse en el campo de las políticas sociales -como las impositivas, de ingresos, de regulación del mercado y las remuneraciones laborales- surgen de las mismas matrices cívicas y morales. [Seguir leyendo]